Estos indicadores miden eventos que ya han ocurrido, como accidentes, incidentes o enfermedades laborales. Son útiles para evaluar el impacto de fallos o áreas que requieren intervención inmediata.
Mide el número de accidentes ocurridos en un período determinado, generalmente expresada por cada 100 empleados o por cada millón de horas trabajadas. Este indicador permite identificar el impacto de los accidentes en el tiempo.
Evalúa la gravedad de los accidentes laborales, midiendo el número de días perdidos por incapacidad temporal o permanente debido a accidentes en el trabajo. Cuanto mayor sea la tasa de severidad, más severos son los accidentes.
Mide el número de accidentes en relación con el total de horas trabajadas. Un aumento en esta tasa indica que se necesitan intervenciones más rigurosas para prevenir accidentes.
A diferencia de los indicadores reactivos, los proactivos se centran en la prevención de riesgos y la identificación temprana de posibles problemas antes de que se conviertan en incidentes o accidentes.
Este indicador mide la frecuencia y cantidad de inspecciones realizadas en el lugar de trabajo para detectar condiciones inseguras o riesgos potenciales. Un aumento en las inspecciones generalmente se traduce en una reducción de incidentes.
Mide el porcentaje de trabajadores que utilizan correctamente los Equipos de Protección Personal (EPP). Este indicador refleja el nivel de adopción de las medidas preventivas por parte de los empleados y contratistas.
Los casi accidentes o "near misses" son eventos que pudieron haber causado un accidente, pero no lo hicieron. Monitorear este indicador permite a las empresas intervenir de manera proactiva antes de que ocurra un accidente real.
Tanto los indicadores reactivos como proactivos son fundamentales para crear una visión completa de la seguridad en el trabajo. Mientras los indicadores reactivos ayudan a corregir deficiencias pasadas, los proactivos permiten intervenir de manera anticipada.