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Es importante que los trabajadores puedan identificar las primeras señales de molestias o incomodidades en los brazos y las manos, como dolor, entumecimiento o debilidad. Reconocer estos signos tempranos es crucial para abordar el problema antes de que empeore.
Los trabajadores deben sentirse cómodos al comunicar cualquier molestia o incomodidad a su empleador o supervisor. Esta comunicación temprana permite tomar medidas para resolver problemas ergonómicos antes de que se conviertan en lesiones graves.
Se deben promover ejercicios de estiramiento de brazos, muñecas y manos como parte de las pausas programadas durante la jornada laboral. Estos ejercicios ayudan a reducir la tensión muscular y a mantener la flexibilidad de las articulaciones.
Asegurarse de que las condiciones de iluminación sean adecuadas y de que los trabajadores puedan ver claramente las pantallas o los objetos con los que interactúan. Esto puede reducir la necesidad de forzar la vista o adoptar posturas incómodas.
Mantenerse bien hidratado y tener una alimentación equilibrada contribuye a la salud de los músculos y las articulaciones, lo que puede reducir la probabilidad de molestias.
Si las molestias persisten o empeoran, es fundamental buscar asesoramiento de un profesional de la salud, como un fisioterapeuta u ortopedista, para obtener un diagnóstico y un tratamiento adecuado, cumpliendo con las recomendaciones y/o restricciones emitidas por profesionales.